viernes, 20 de diciembre de 2013

SI FUESE USTED VARON Y ESPAÑOL, HE INTENTASE MATAR A SU MUJER CON UN OBJETO CONTUNDENTE, Y VAYA A UNA JUEZA DE UN TRIBUNAL ESPECIFICO DONDE SOLO SE JUZGAN A HOMBRES HETEROSECUALES, A VER SI MISMO ACTO TIENE UN RESULTADO PENAL ANALOGO O IGUALITARIO, ESTO EN PRENSA NACIONAL NO SALE.

«Lo siento mucho Pascual, perdóname, yo no soy así»

20.12.13 - 00:50 -
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La mujer que intentó matar presuntamente a su marido con una sartén, Cecilia P. G., se arrepintió en el último momento y llamó por teléfono de inmediato a la Policía Local de Ribarroja para entregarse. Su confesión espontánea posibilitó también que la víctima recibiera atención médica pocos minutos después de la agresión. La juez de Llíria que instruye el caso decretó ayer la libertad provisional de la mujer tras valorar su sincero arrepentimiento, la levedad de las heridas que sufrió Pascual G. T. y las diligencias realizadas por la Guardia Civil.
El arraigo de Cecilia en Valencia, sin riesgos de fuga ni de alteración o destrucción de pruebas, motivó en parte la decisión de la magistrada, que imputó a la detenida un delito de homicidio en grado de tentativa. Además, la juez acordó medidas cautelares para proteger a la víctima, como una orden de alejamiento de Cecilia hacia su esposo, y la obligación de comparecer como imputada todas las semanas en el juzgado.
La brutal agresión tuvo lugar sobre las tres y cuarto de la madrugada del martes en el domicilio del matrimonio, en el número 23 de la calle Rey Don Jaime de Ribarroja. Como ya informó LAS PROVINCIAS, Cecilia, de 41 años, adormeció a su marido tras darle un poleo con pastillas -un fármaco hipnótico denominado Zolpidem- que previamente había disuelto en la infusión. Luego golpeó a su esposo en la cabeza con una sartén, cuyo mango se rompió, pero sin la fuerza necesaria para matar a Pascual G. T., de 47 años.
Los sanitarios del SAMU asistieron al hombre y lo trasladaron al Hospital de Manises. Mientras la víctima recibía atención médica, Cecilia estaba muy nerviosa, confusa y preocupada por el estado de su marido. «Tenía la mirada perdida, pero parecía que era consciente de la gravedad de la agresión», asevera uno de los sanitarios que asistió a la mujer en Ribarroja. La Policía Local detuvo a Cecilia por un delito de violencia doméstica y avisó a la Guardia Civil, que asumió las investigaciones. Los policías también localizaron a un hermano de Pascual P. para que se hiciera cargo de los tres hijos de la pareja: dos niñas de 11 y 8 años y un niño de 10 años. Los tres menores estaban en la casa cuando ocurrieron los hechos, pero no presenciaron la agresión.
Las muestras de arrepentimiento de Cecilia fueron reflejadas en las diligencias de la Guardia Civil, así como su confesión con algunos detalles del intento de homicidio. «Lo siento mucho Pascual, perdóname, yo no soy así», dijo la mujer delante de los agentes que acudieron al domicilio del matrimonio.
El episodio de violencia doméstica sorprendió a los vecinos que desconocían los problemas de la pareja. Horas antes de la agresíon, una amiga de Cecilia acudió al retén de la Policía Local para denunciar los presuntos malos tratos psíquicos que estaba sufriendo la vecina de Ribarroja.
La unidad de violencia de género de la Policía Local de esta población actuó con gran rapidez y se entrevistó con Pascual y Cecilia -el presunto maltratador y la víctima-, primero los dos juntos y luego por separado. La mujer negó el maltrato, pero cuando se quedó a solas con la policía dejó entrever algunos indicios de haber sufrido situaciones de violencia psicológica en casa. A pesar de la insistencia de la agente, Cecilia no denunció los presuntos malos tratos. Horas después, la mujer intentó matar a su marido a golpes con una sartén tras adormecerlo con pastillas.
Según informaron fuentes jurídicas, el Servicio Especializado de Atención a la Familia e Infancia (SEAFI) de la Conselleria de Bienestar Social tenía conocimiento de una posible situación de riesgo de los tres niños de la pareja. Al parecer, un profesor alertó en 2009 de unos hematomas que presentaba uno de los menores que podrían ser compatibles con lesiones de malos tratos. Las sospechas se centraron en el padre, pero Cecilia nunca presentó denuncia en el juzgado ni en dependencias policiales.
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