jueves, 11 de julio de 2013

JUNKER DIMITE COMO PRIMER MINISTRO, POR UN ESCANDALO DE ESPIONAJE, TAN HABITUAL EN ESTOS DIAS

Juncker dimite como primer ministro de

 Luxemburgo por un escándalo de espionaje 

  texto 11.07.2013Efe1 

Jean-Claude Juncker anunció ayer su dimisión como primer ministro de Luxemburgo, un país en el que ha estado en el poder durante 18 años ininterrumpidos y desde donde logró alzarse como uno de los grandes protagonistas de la escena europea. El hasta ahora jefe de Gobierno más veterano del continente llegó al cargo en 1995, cuando aún gobernaban en Europa líderes políticos como François Mitterrand, Felipe González y el canciller Helmut Kohl, y ha sabido sobrevivir durante años valiéndose del importante apoyo de la conservadora sociedad luxemburguesa y de su tradicional aversión al cambio. Precoz, el líder democristiano obtuvo su primer cargo gubernamental con sólo 27 años y escaló rápidamente pasando del ministerio de Trabajo al de Finanzas y, finalmente, a la jefatura del Ejecutivo, que asumió tras la marcha de Jacques Santer a Bruselas para presidir la Comisión Europea (CE). Juncker, de 58 años, compatibilizó hasta 2009 el puesto de primer ministro con el de titular de Finanzas, desde el que tuvo un papel clave en la creación de la Unión Económica y Monetaria. Así, resultó lógica su elección como primer presidente del Eurogrupo, institución que reúne a los países del euro y que dirigió desde su creación en 2005 hasta enero de este año, cuando fue reemplazado por el holandés Jeroen Dijsselbloem. Desde ese cargo, Juncker fue testigo de excepción del hundimiento de Europa en la crisis y se consagró como uno de los grandes protagonistas de los esfuerzos por evitar el colapso total de la zona euro. Dotado de una gran capacidad para remar entre dos aguas, el dirigente luxemburgués fue el encargado de tratar de conjugar las visiones de Berlín y París sobre el euro y de hacer de puente entre la Europa del norte y la del sur en la gestión de la crisis. Además, su personalidad extrovertida e irónica ha dejado huella en Bruselas, donde se recuerdan sus ruedas de prensa a intempestivas horas de la madrugada y un sinfín de anécdotas, como cuando en marzo de 2012 las cámaras lo captaron echando las manos al cuello al ministro de Economía español, Luis De Guindos, en una broma que copó las portadas internacionales. Europeísta convencido, rechazó sin embargo en 2004 la propuesta de varios de sus colegas europeos para presidir el Ejecutivo comunitario y prefirió continuar al frente de su país. En casa, Juncker ha sido un reclamo imbatible en las elecciones, donde ha acumulado victoria tras victoria, aunque ha necesitado habitualmente de coaliciones con otras fuerzas. Todavía con un fuerte apoyo entre los electores, ha sido un turbio escándalo de espionaje y de mala gestión en el seno de los servicios secretos lo que ha terminado por poner fin a su Gobierno. Aún ayer, ya con gran parte del parlamento en contra, Juncker se defendió con fiereza de las críticas y aseguró no considerarse responsable de las supuestas escuchas ilegales y malversaciones de fondos de las que se acusa al servicio de inteligencia del país. Pese a sus problemas, Juncker cuenta aún con una gran popularidad y no se descarta que vuelva a liderar a su partido, el CSV, en las próximas elecciones, una idea que ya han circulado en los últimos días fuentes de la formación.

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