Un buen presentador de las Campanadas no es sólo el que no se equivoca. De hecho, estamos acostumbrados a recordar las 'pifias' que muchos han hecho a la hora de tomarse las uvas pero hay más cosas que pueden hacer que el maestro de ceremonias en cuestión termine por arruinar su carrera. Este año, por ejemplo, no ha habido errores pero sí muy mala calidad.
Entendemos que el evento es de aúpa. Cualquier honor va de la mano de una granresponsabilidad por lo que podemos respetar que los nervios pueden jugarte malas pasadas. Pero durante el paso de 2011 al 2012 hemos asistido a un auténtico duelo de malos profesionales que nos llevan a reflexionar sobre las cualidades que ha de tener cualquiera que se enfrente al reto de tomarse las uvas ante toda España.
Unos protagonizaron errores dignos de ser cantados hasta en las coplas y otros, simplemente dieron ganas de exportarlos a cualquier país que nos caiga mal. He aquí, 5ejemplos de lo que nunca se debería hacer en una Campanadas televisivas:
José María Carrascal: En babia
Año: 1992-1993
¿Cuál fue el error? Una cosa es estar como un flan y otra como si aquello no fuese contigo. Corría el año 1992 y el presentador de telediario más destacado de la época, el mismo al que veías con cariño por su empeño quijotesco de poner de moda las corbatas chillonas, gritó a los cuatro vientos: "¡Feliz 1963!" . Y aunque la nostalgia pudo con él y 'sólo' retrocedió 30 años, el mayor 'error' de nuestro querido Carrascal no fue ese sino parecer excesivamente despreocupado al respecto.
El espectador de las Campanadas necesita ser contagiado por los nervios y el entusiasmo del presentador, sino, no tiene gracia.
¿Cómo se podía haber evitado?: Con un calendario.
Isabel Pantoja: Cada uno a lo suyo
Año: 2011-2012
¿Cuál fue el error? Las últimas Campanadas de T5 fueron un acierto gracias a la fórmula de la cadena de convertir el evento en un programa más del corazón, de esos que inundan su parrilla. Hubo morbo, exclusivas y hasta un Jorge Javier Vázquez, que andaba por allí para recordarnos que por mucho que se empeñen algunos en decir lo contrario, Telecinco es lo que es y nadie va a cambiarlo.
Pero el éxito de audiencia (un 22,1% de cuota de pantalla) fue proporcionalmente inverso a la calidad de las dos 'estrellas' invitadas: Isabel Pantoja y Kiko Rivera. La madre transmitía una extraña mezcla entre el elitismo y la humillación (parecía como avergonzada pero sin perder su pose altiva). Sus "dientes, dientes" no nos dejaron ver su cara y caminaba embutida en ese vestido tipo árbol que parecía una imitadora regulera de R2D2.
En fin, que la 'Panto' en una gran artista (que no se enfaden sus fans), su voz es portentosa y casi, casi inigualable pero la pobre no tiene complicidad con el público. Pero Belén Esteban, a su lado, con todas sus torpezas e improperios, parece más natural y cercana.
Pero lo peor no fue la cantaora, sino su hijo. Sienta un poco mal que haya firmado un contrato millonario con T5 por demostrar que no tiene ningún carisma. El chico parece majo y gracioso, es perfecto para observarle en su hábitat (deberían hacer un docu-reality con su día a día al estilo de esa maravilla llamada 'Alaska y Mario' (MTV) pero cuando hay un guión de por medio, 'Paquirrín' no se desenvuelve. El 31 de diciembre de 2011, estaba, no soso, irritante hasta el enfado.
Y como a la cadena le ha salido caro el fichaje familiar y puesto que ambos no han resultado ser los 'animales televisivos' que se esperaba pues han explotado su vida íntima de la manera más evidente (eso de lo que siempre quiso huir la Pantoja). Durante las Campanadas 2011-2012 pudimos ver una declaración en exclusiva del amor que 'Paquirrín' siente por Jessica Bueno- con la que había roto días antes-. Pero lo mejor llegó cuando Pantoja, suponemos que emocionada, le entrego a su retoño una valiosa cadena de oro que había pertenecido a su padre. Kiko recibió el presente con una expresión que parecía decir:
Mami, muchas gracias por esto, aunque ya lo sabía desde hace una semana pero como no sé poner cara de sorpresa (en realidad no sé poner caras) pues hago como que sonrío y con eso vale, ¿no? Es lo que me ha dicho ese señor de ahí al que llaman "director".
¿Cómo se podía haber evitado? Para ella, con unas clases de yoga. Y para él, con un par de copas de cava.
Marisa Naranjo: Justos por pecadores
Año: 1989-1990
¿Cuál fue el error? La historia la conocemos de sobra: Fue durante el paso de 1989 a 1990 en TVE y España se quedó sin Uvas. La que era (repetimos, era) una presentadora de conocido prestigio, Marisa Naranjo, metió la pata (y de qué manera) y comenzó con los cuartos cuando ya habían terminado las campanadas. Fue su lápida laboral y la pobre no levantó cabeza.
En realidad, no todo fue culpa de la mujer: el sonido y la producción fueron un desastre y claro, así, todo el mundo se confunde. Lo que sí le podemos achacar a Naranjo es que retransmitió el evento como si se tratase de un conflicto palestino israelí. Hombre, un poquito de salero.
¿Cómo se podía haber evitado? Con más sentido del humor, por parte de todos.
Anne Igartuburu y José Mota: La importancia del guión
¿Cuál fue el error? La Igartiburu es como la versión 'Crepúsculo' de TVE. Parece uno de esos vampiros cursis, bellos, imperecederos, educadísimos y soporíferos que tanto furor causan entre las adolescentes. La presentadora no envejece en La1, ni ella ni sus programas. Y lo peor es que tampoco evolucionan. Ella ya es un clásico dando las Campanadas pero, a medida, que pasa el tiempo nos da más y más pereza.
En 2011-2012 la colocaron, por segunda vez, al lado de José Mota y los directivos de la pública debieron de pensar que cómo había un cómico de por medio pues que él se las apañaría solo. No fue así. La gracia no se baja del e-mule, señores. Todo 'genio' necesita un guión.
Fueron los 15 minutos más aburridos del año con diferencia. La pareja no sabía de qué hablar y se dedicaron a enumerar las virtudes de la cadena, algo muy inapropiado teniendo en cuenta que dos días antes se había anunciado un recorte de 200 millones de euros para la pública.
¿Cómo podía haberse evitado? Obviamente, con un guión.
Irma Soriano: La intensidad
Año: 1993-1994
¿Cuál fue el error? Irma Soriano es más exagerada que una película muda. Eso es bueno y malo a la vez. Es malo porque si se hubiese relajado un poquito podría haberse dado cuenta de que lo que llamaba cuartos eran las campanadas. Pero su extravagancia nos regaló uno de los momentos cumbres de nuestra historia televisiva. Querida, Irma, gracias por esa cara de angustia cuando te diste cuenta del error, gracias por esa mirada perdida entre la multitud, esa caída de ojos, ese vestido al viento, ese desgarro como si te hubiesen quitado a un hijo y gracias, gracias por ese apoteósico cabreo que te pillaste y que pagaron los del equipo de Antena3.
¿Cómo se pudo haber evitado? No hacía falta evitarlo.
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